martes, 21 de julio de 2009

pwu pwuu

waa pensé que podría escribir antes, perooo... fue, pues. La cosa es que estoy haciéndolo ahora n___n

*

Tengo 17 años y estudio. Debido a que vivo relativamente lejos de mi universidad y a que no tengo la edad para conducir mi propio vehículo, suelo dirigirme a mi alma mater utilizando el transporte más representativo de mi país, en particular, de Lima: COMBI. Es cierto que en realidad no todas son llamadas propiamente "combi": están los micros, las combis propiamente, los buses enormes (como la daewoo) y.. yo qué sé cuánta variedad habrá. Podríamos clasificar todo esto como transporte público, ¿no? A estos, hay que sumarle los taxis, que nos suelen sacar de apuros cuando hemos salido tarde de casa, o que son excelentes cuando llevamos mucho equipaje. No debemos olvidarnos también de los famosos mototaxis (prefiero llamarlos así antes que cholotaxis). Bien, en general, todos estos medios de transporte son de servicio público; y su importancia, la cual es muy grande, radica en el hecho de que gracias a todos estos móviles podemos llegar... donde demonios queramos ir, en caso de no tener un carro propio.

Bien, resulta que hace ya algunos días, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, presidido por el señor Enrique Cornejo, sorprendió con algo (relativamente) nuevo: la aplicación de un nuevo código de tránsito. Digo que es "relativamente" nuevo porque se lleva AÑOOOS intentando mejorar el caótico tránsito de nuestra ciudad capital; pero a la vez, asevero que sí hay novedad en este código de tránsito. Afirmo eso por lo siguiente:

Las penas por las diversas infracciones que un conductor pueda cometer son estas:

Causar la muerte o lesiones graves por manejar ebrio será castigado con una multa de S/.3.550 y con la inhabilitación de por vida de volver a conducir, según el nuevo código de tránsito.

Conducir en estado de ebriedad o negarse a pasar dosaje etílico (al margen de que se produzca un accidente) será sancionado con una multa de S/.1.775.

Manejar un vehículo sin haber obtenido brevete o un permiso provisional merecerá una multa de S/.852.

La sanción será de S/.426 por no respetar los límites de velocidad o pasarse la luz roja.

Conducir un auto sin una póliza vigente del Seguro Obligatorio contra Accidentes de Tránsito (SOAT) se multará también con S/.426.

Circular sin haber aprobado la revisión técnica vehicular se sancionará con una papeleta de S/.426.

La multa por estacionarse en zona rígida ha sido fijada en S/.284.

El castigo por tocar el claxon sin necesidad será una multa de S/.284. El mismo monto se aplicará por adelantar a otro vehículo en forma peligrosa.

Utilizar celular, radio u otro artefacto que impida tener las dos manos en el volante al conducir un vehículo tendrá una sanción de S/.284.


Sinceramente, pienso que los números resaltados son una exageración. Sobre todo si consideramos que el común de los transportistas -si no son todos- ganan muy poco dinero. Por supuesto, todos sabemos que los choferes de combis, micros, etc, son los más odiados, ya que son (en su gran mayoría) los más irresponsables y los mayores causantes de trágicos accidentes. Pero tampoco podemos dejar de pensar en los policías que colocan papeletas a diestra y siniestra porque deben llegar a... digamos... un número de papeletas diarias; ese es su trabajo.

Ajá, la gente dice que estos choferes son unos desgraciados. Pero, ¿nunca han pensando en el por qué? ¿Por qué son unas bestias al volante? Pues, yo creo que es porque simplemente no han podido recibir la educación necesaria para ser algo mejor; ya que en este país si no tienes plata no tienes educación (es triste, pero cierto. Así funciona el sistema en el Perú. Además, si lo analizamos, resulta un sistema cojudo, ya que el Perú no es un país de millonarios ni mucho menos... de hecho, hay mucha pobreza. Por lo tanto, si la gente no tiene dinero, simplemente ¡no se educa!). Aún así, no me malinterpreten, no me estoy compadeciendo de los combistas. La gente es víctima directa de la ignorancia de esas personas, me incluyo. Si ellos son malos conductores, ¿quiénes son los que se ven en riesgo de sufrir un accidente? ¡Directamente, nosotros! ¿Quiénes son las víctimas? ¡Directamente, nosotros, claro está! A eso, hay que añadirle los pésimos modales que suelen tener varios transportistas con las mujeres, sobre todo cuando lanzan un piropo. >.< (creo que no necesito explicar muy a fondo... no hay nada menos poético que un piropo de camionero).

Sin embargo, pienso que todas esas faltas de tacto y su mal desempeño como choferes se debe a este sistema segmentario, que sólo opta por educar a aquel que tenga dinero. Así es, desde los pésimos modales hasta el mediocre desenvolvimiento como conductores; todo tiene que ver con la educación. Por lo tanto, el problema es más grande que un "¡eliminemos a las combis asesinas!". El problema de fondo es este bendito déficit educacional.

Y si ese es el verdadero problema, ¿Por qué el señor Cornejo opta por poner multas altísimas y hasta ridículas en vez de preocuparse por la falta de instrucción que reina entre los transportistas, la cual lleva a que ellos cometan faltas y accidentes de tránsito? (Lo siento, señor Cornejo, pero no encuentro otro adjetivo para calificar al hecho de tener que pagar más de 200 soles por tocar el claxon innecesariamente. Ciertamente, es contaminación acústica y bla bla, pero... ¡simplemente es ridículo!)

Estuve leyendo el periódico de ayer de Correo, en el que se refieren al señor Félix Gómez (secretario general del Sindicato Unitario de Trabajadores de Transporte Terrestre), quien asevera (textualmente) que "los accidentes de tránsito no cesarán por el incremento de multas sino con la formalización de las empresas, con programas educativos y con normas que se trabajen en consenso". ¡Eso mismo! Las multas no van a cesar los accidentes de tránsito porque el problema no es el precio de las multas, el verdadero problema es la falta de instrucción de los choferes. Así que el ministerio de transporte y comunicaciones no debería enfocarse tanto en sus radicales multas y debería hacer algo al respecto del verdadero problema que nos rodea.

¡Déjese de cojudeces, señor Cornejo! >.<

Pero ya dije que las víctimas directas de todo este chongo no son exactamente los choferes. Lo somos nosotros, la gente que acude a estos servicios, y no deberíamos sentirnos dramáticos al aceptarlo. Recuerdo que el primer paro (el del 30 de junio) fue un pésimo día para un paro, al menos para los alumnos de mi universidad; ya que estábamos en finales. Yo tenía final de literatura a las diez de la mañana. Suerte que mi papá me pudo llevar en su carro. Pero muchos de mis compañeros no tuvieron la misma suerte, y comentaban que tuvieron que venirse en taxi o esperar mucho para que pase su combi, la cual venía llenísima. Incluso, hubo algunos (los que viven más lejos, allá, por la Molina) que simplemente no fueron a dar el examen. Como ven, esto no es nada inventado, es muy real. Estoy segurísima de que tú, lector(a), pasaste por lo mismo aquel día cuando tuviste que ir a estudiar o trabajar o a donde sea que hayas debido ir aquel día.

El segundo paro, en cambio, no fue tan fregado. Recuerdo que ese día también fui a la universidad a pedir unos exámenes. Mi papá me llevó porque de todos modos iba a pasar por ahí, pero pude regresar sola a mi casa en combi. Y debo agregar que el auto ni se demoró en llegar ni estaba lleno de gente, como me imagino que habrá ocurrido en el paro del 30 de junio. Hoy día, 21 de julio, estamos viviendo el tercer paro de transportistas, esta vez de 48 horas. Sin embargo, puedo ver la avenida por mi ventana, y... ¡sí hay combis! Creo que casi tantas como en un día normal. Debe ser porque independientemente de que este nuevo código sea justo o no, los transportistas deben seguir con el deber de llevar algo de comer a sus hogares. Supongo que los choferes que están trabajando en estos días de paro lo hacen por un sentido de responsabilidad como jefes de familia, lo cual me parece perfecto. Pero debo decir que también entiendo -mas no justifico- a quienes sí acatan el paro, porque las medidas que está tomando el ministerio me parecen abusivas, mediocres y no creo que ayuden a solucionar el problema de fondo que vivimos. Y mientras que no se haga nada al respecto, seguiremos igual que ahora. Sólo que con multas más altas.







No hubiera podido escribir este artículo sin un par de fuentes:

*Página web del diario El Comercio (la parte en la que salen las multas) :B :B :B
*Periódico Correo

sábado, 11 de julio de 2009

dwap

(generalmente escribo haciendo al menos un mini borrador previo, pero estoy cansada y con ganas de escribir como quien vomita palabras, asi que fue =D Además, estoy animada porq estoy escuchando las torres)

voy por mi taza de café, espera...

Bien.

*

Recuerdo que era jueves. Estaba a una semana de mis exámenes finales. El profesor de historia nos había dejado como trabajo hacer una línea de tiempo de todo el siglo XX y nos había pedido que usemos unos libros en particular de la biblioteca. En realidad, lo dijo con mucha anticipación, pero no tuve tiempo de dedicarme a esa tarea si no hasta aquel jueves 25 de junio. Estuve desconectada del mundo, leyendo entre esos libros viejos, nuevos, feos, coloridos, con olor a nuevo y a viejo, hasta que pensé que ya tenía la información que necesitaba y que ya me podía ir a mi casa. Tomé mi combi tranquilamente, pensando que era un día más y que no me toparía con ninguna novedad. Llegué a la esquina de mi casa, subí las escaleritas, saludé al portero, subí al ascensor, bla, bla... y al llegar a mi casa, mi papá me contó una noticia que en un primer instante me dejó ahuevada: Michael Jackson había muerto. No soy fan de Jackson, nunca lo fui; pero sí me impactó, ya que estoy convencida de que él ha influenciado mucho en la cultura popolar desde que surgió. Desde (8) i wanna rock with you... all niiiiigth (8) (e incluso antes, cuando cantaba con sus hermanitos) hasta cuando se hizo blanco =/ . Después, mi padre agregó que también había muerto una cantante folcklórica, cuyo nombre ni si quiera recordaba. Dijo esto último casi en son de burla, como quien dice que la muerte de esta cantante resulta anecdótica y que se le prestaría muchísima menos atención que a la del rey del pop -qepd-.

Ahora que han pasado varios días, creo que no es del todo así.

Es cierto que el cadáver de Alicia Delgado(la cantante folklórica que mi padre no recordaba) no fue depositado en un ataúd de 14 kilates de oro como el de Michael Jackson, es cierto que su biografía no sale en E! True Holliwood Story y que su muerte no ha sacudido al mundo. Pero sí que sacudió al Perú. Es a partir de este día en el que comienza un drama casi digno de una telenovela, el cual ha sido seguido fielmente por los medios de comunicación nacional.

Todos sabían de la relación homosexual entre Alicia Delgado y Abencia Meza, la reina de las parranditas o una hvda así. La cuestión es que a partir del asesinato de la cantante, la señora Meza fue -y es- una potencial sospechosa de tener culpa de esta muerte. Otro sospechoso es un tal Muamanchura (o como rayos se escriba), junto con ... otros tíos más. A partir de ese 25 de junio, cada vez q iba a la esquina a tomar mi combi para ir a cualquier parte, era casi inevitable ver los titulares del puestillo de periódicos, que no dejaban de tratar el bendito tema de Alicia Delgado. Y no exagero, de cada 5 titulares, tres o cuatro tenían ese tema.

La cuestión es: desde el 25 de junio hasta ahora, han pasado muchas cosas además de la muerte de la señora Delgado y toda esta cuestión con Abencia Meza. Rómulo León obtuvo libertad condicional, y hasta se declaró en huelga de hambre porque su excarcelación estaba demorando. El Sindicato de la Policía nacional hizo un paro el lunes pasado. La ex ministra Mercedes Cabanillas obtuvo una condecoración, a pesar de la metidaza de pata que tuvo al permitir que los policías vayan desarmados e incomunicados a Bagua. Chile sigue armándose exageradamente, gastando en tanto cachibache bélico como si no estuviéramos en crisis (me pregunto por qué). ¡Tantas cosas! Basta leer un periódico medianamente serio para saber.

Es cierto que es trágico lo ocurrido con Alicia Delgado. Ella fue asesinada. Se debe hacer justicia. Pero su muerte no tiene más valor que tantas otras que se dan en este momento, por ejemplo, en Puno, debido al sádico frío que toma vidas indiscriminadamente. ¡Pregunta! : ¿Qué tanto se habla de eso? Pues... mucho menos que del bendito tema de la folklórica.

Yo creo que esta falla de "medición de importancia/valor" es propia de los medios de comunicación, quienes no guardan proporción. Machacarnos horas de horas a la semana el tema de Abencia y a penas mencionar cuestiones de actualidad importantes para el pueblo peruano no es lo que yo podría definir como EQUILIBRIO. Lo peor es que el televidente suele pisar el palito casi sin notarlo. Es por ello que entre comadres están debatiendo con mucho carácter, cada una defendiendo su postura de por qué Abencia es culpable o inocente (como si fueran Dios, para poder resolver esta incógnita que aún la PNP no es capaz de resolver a pesar de tener toooodo un cuerpo trabajando en ello día y noche) cuando ni una ni la otra sabe que el reemplazo de Yehude Simon como premier no es ni más ni menos que otro aprista.

Ok, a lo mejor tú no te sientes directamente aludido al pensar en la gente que pisa el palito de los medios de comunicación. Es que, seguramente, tú eres de clase alta o media-alta; y, mientras que estás en tu compu o tu lap top escuchando música en inglés también estás con tu tele prendida, y sabes perfectamente que si quisieras informarte de lo que pasa en el país pones canal 8 y san-se-acabó. Pero quien me preocupa no eres tú, pues. Es el Perú. Ese Perú que no tiene canal ocho. Ese Perú que forma la mayoría, no la minoría de élite en la que estás tú. Ese Perú es el que está mejor enterado de lo que pasa con Abencia y Huamanchura que de lo que pasa en el Congreso. Y debería ser al revés.

Otro asunto que está siendo sobrecargado por los medios de comunicación es el tema de la bendita gripe porcina. Sé que es muy peligrosa, que te puede llevar a la muerte, y tal... pero ¡hey! Hasta ahora sólo han muerto cuatro personas: dos obesos, una niña especial de 3 o 4 años y una embarazada. ¡Eso no quiere decir que es el fin de la humanidad, señores! Los muertos son personas que estaban indiscutiblemente en los grupos de riesgo. Esa es la verdad.

¿Cómo lo pone la prensa? Pues... como el maldito fin de la raza humana, casi. La vez pasada vi un comercial de un noticiero, que decía (no así exactamente, pero se pilla la idea): la gripe porcina ya llegó al Perú y está arrasando vidas (esta parte sí es textual) ¿CÓMO HACER PARA QUE NO NOS MATE? .... algo alarmista, ¿no? Insisto, las únicas cuatro víctimas eran personas que claramente estaban en grupos de riesgo. Eso no quiere decir que la gripe porcina terminará con la tercera parte de la población a fin de mes. Lo que el pueblo necesita es información, no miedo.

Alarma por aquí, por allá. Pero lo que no se ve tanto (y hay que agradecer que se vea, aunque sea en menor medida) es la crítica al sistema de salud, que va en contra de todo lo aseverado por el señor Oscar Ugarte (ministro de salud). Cuando el tema de la gripe porcina recién saltó, Ugarte nos dijo que dont worry be huggies, que el Perú estaba preparadazo para esto y que no pasaba nada. Y a los días vino un enfermo, dos, tres, cuatro... ahora son más de mil. Luego, cuando estábamos seguros de la presencia del AH1N1 en nuestra tierra, Ugarte dijo -según muchos medios de comunicación- que se contaba con los medios para tratarla y que los centros de salud estaban dispuestos a atender a la gente, además de que había una línea telefónica para que la gente que crea tener el virus pueda llamar y diga tengo tal, tal y tal síntoma, ¿tengo la porcina? Sin embargo, hace un par de días vi en Prensa Libre un reportaje que no me sorprendió para nada: la dichosa línea telefónica ¡para ocupada! O sea, que si yo contraigo el virus y se me ocurre llamar para preguntar... me contestarán cuando el virus me mate. Y eso no es lo más indignante: los centros de salud son un pandemonio. Ugarte nos puede asegurar que todo está planificado, pero las cámaras no mienten: los hospitales están reventando de gente -particularmente, de madres con sus niños enfermos- quienes se quedan esperando por horas a que los atiendan. Y cuando los atienden les recomiendan cualquier cháchara porque los médicos no cuentan con lo necesario para decirle a la pobre madre señora, su hijo no/sí tiene la gripe porcina. Total, que las dejan en el aire. Para tal caso, mejor les preparan su té con limón en casa y se ahorran una cola enorme las mamás. No sé, señor Ugarte, cómo nos dice que tenemos capacidad para enfrentar esto.


A todo esto... ¿por qué tanta cortina de humo? ¡La gripe procina llega! Y los medios asustan en vez de decir lo que hay que hacer. El ministro de salud sale a decir que pasamos piola cuando los centros de salud son un horror. ¡Rómulo obtiene la libertad condicional, propicia para su fuga! Y la gente está mejor enterada del rollo del asesinato de Alicia Delgado. ¡Hay cambio de gabinete! Y se habla más de la muerte del estilista Marco Antonio (otra muerte lamentable, por supuesto. Pero insisto, los medios de comunicación deberían dar un equilibrio para que un tema paresca mucho más tratado que otro).

Yo soy estudiante de Estudios Generales Letras de la PUC, voy a comunicaciones y me doy cuenta de este dramático y ridículamente obvio desequilibrio de información de los medios de comunicación. Pregunto: ¿acaso los profesionales, quienes son mayores que yo e infinitamente más sabios que yo no pueden ver lo mismo que yo veo? ¿Por qué permiten esto? ¿Qué pasa con los medios de comunicación? Al gobierno le conviene tanto que los medios de comunicación hagan tan mal su trabajo... es sospechoso.